Jueves Santo, despierto a las 7:00 de la mañana, en este momento caigo en la cuenta que mi amigo Antonio me pidió que escribiera unas palabras para ti, hermano, y de lo único que puedo escribir es sobre mi sentimiento en el día de hoy.
Una sensación extraña recorre mi mente y pienso: “es Jueves Santo no puedo hacer lo que llevo tantos años haciendo. Comienzo a recordar esa rutina anual, que por más rutina que sea, cada año es un nuevo comenzar, porque para mí ese día no es el final de un año de trabajo; es el comienzo de un nuevo año de ilusión, de amistad que se ha ido forjando con los años con esas personas que comparten tanto y tanto tiempo trabajando por nuestra cofradía y que hoy se renueva nuevamente.
Recuerdo los momentos de Jueves por la mañana en la que todos quedamos para compartir un desayuno, unas risas y quitarnos esos nervios que nos atenazan; llamadas telefónicas para ver cómo van todos los preparativos y caigo en la cuenta que no hay que llamar a nadie porque todos saben perfectamente lo que tienen que hacer. Son las mejores personas de las que me podía rodear.
Subo al templo, ya con los pasos montados y antes de que se abran las puertas busco un momento de paz junto al Santísimo y a nuestros Titulares. Les digo que ya lo tenemos todo montado y que todo lo que ocurra esa noche está en sus manos.
En esa bendita rutina, se va la mañana y llega el momento de prepararse para la salida, lo nervios me atenazan aún teniendo claro que las cosas saldrán bien; se abren las puertas y sale la Cruz guía. Comienza este nuevo año.
Hermano, quiero con estas palabras darte ánimo para que pases este día recordando esa bendita rutina tuya, en la que te despiertas pensando en el momento de la salida de nuestra Cofradía; en esa bendita rutina de los preparativos, con tus hijos, padres y abuelos, en esos nervios, en ese amor por tus Titulares, en ese sentimiento que no te deja dormir y hace que te despiertes este día más temprano que nunca, porque no olvidéis que hoy no es el fin de un año de espera; es el comienzo de otro maravilloso año de Amor a nuestros Titulares, de Hermandad y amistad.
Este año, las circunstancias por las que no podemos hacer Estación de Penitencia son de sobra conocidas por todos vosotros. Esta pandemia que se está llevando tantas y tantas vidas, está haciendo que muchas familias pasen por ese duro momento de despedir a un familiar, sin estar acompañados por sus familiares y amigos; tantos y tantos enfermos que pasan su enfermedad en la desesperación de la soledad …
Duros momentos para tantas familias que se han quedado sin sustento, a las cuales tenemos el deber de ayudar.
Estas duras circunstancias las vamos a superar estando todos unidos, apoyando desde nuestros hogares a los que están trabajando por los demás: médicos, enfermeros, policía, guardia civil, ejército, policía local, etc.
Sé que son duros momentos, pero tenemos la oportunidad de vivir la Semana Santa de una forma diferente; celebrando el Triduo Pascual que comienza hoy y termina el sábado en la Vigilia Pascual, para unirnos más a Jesús, conociendo lo que hizo por nosotros, y que nuestro corazón se inunde del Amor de Dios. Os animo a que viváis el Triduo Pascual a través de las diferentes redes sociales desde donde se transmite.
Solo os quiero pedir una última cosa, que el día de hoy no olvidéis vuestra “bendita rutina”. Preparad en casa vuestras túnicas, mantillas, y trajes como cada año, haced fotos y ponedlas en las redes sociales, compartidlas con los amigos y familiares. No perdáis esa ilusión de acompañar o portar a vuestros Titulares, y transmitidla a los demás.
Porque de esa manera tened muy claro que, hoy nuestros Titulares desfilarán en el corazón de cada uno de nosotros.
Muchos abrazos y que el Santísimo Cristo de la Buena Muerte, María Santísima de la Amargura y San Juan Evangelista os bendiga y proteja a todos.
Francisco Jesús Matías Pérez
Hermano Mayor
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